El tenista murciano Carlos Alcaraz, ya en segunda ronda de la fase de calificación del Abierto de Australia, ha admitido que está "con mucha confianza" tras haber hecho "una muy buena pretemporada" y que en su estreno en este torneo estaba "muy nervioso", una sensación que superó jugando "con más agresividad".
"La sensación española continúa su impresionante ascenso al ganar su primer partido de clasificación de Grand Slam en el Abierto de Australia", ha escrito la organización del torneo en su web oficial, que hace al de El Palmar protagonista del titular de la crónica de la jornada por su victoria en tres sets ante el eslovaco Filip Horansky y con remontada (7-5, 1-6 y 4-6 en 2 horas y 29 minutos).
Es su primer triunfo en un torneo de estas características tras su derrota del 21 de septiembre en la primera ronda de la previa de Roland Garros, entonces ante el australiano Aleksandar Vukic en tres sets por 4-6, 7-6 (5) y 6-3 y dejando escapar dos bolas de partido.
El joven de 17 años, número 141 de la clasificación de la Asociación de Tenistas Profesionales y cabeza de serie número 21 en Doha, se enfrentará ahora al ruso Evgeny Karlovskiy, que remontó en su encuentro inaugural al argentino Facundo Mena con 6-3, 3-6 y 2-6 en 2 horas y 2 minutos, en la segunda de las tres rondas que debe superar para plantarse en el cuadro final de Melbourne en febrero.
El tenista español se ha referido a lo vivido hace tres meses y medio en París, que le ha servido como enseñanza.
"Estaba muy nervioso en el debut en la previa de un Grand Slam en París y también en este partido. Cuando perdí el primer set, en el segundo empecé a jugar con más agresividad y seguí mis rutinas hasta acabar completando un muy buen partido y estoy muy feliz por ello", ha indicado en declaraciones difundidas por el Abierto de Australia.
"El año pasado comencé la temporada muy bien y tras haber hecho una muy buena pretemporada, ahora tengo mucha confianza para iniciar 2021", ha añadido el pupilo de Juan Carlos Ferrero, quien ha trabajado a fondo en la academia de este en Villena (Alicante).
EFE